El pH es una medida, una medida de alcalinidad o acidez de una solución, es decir, un líquido.
Las siglas “pH” significan potencial de hidrógeno.
El valor del pH en el agua de una piscina debe estar comprendido entre 7,2 y 7,6. Ello conseguirá que el agua esté libre de bacterias y a su vez, evitaremos los “ojos rojos” por un exceso de cloro.
El pH en una piscina debe medirse regularmente una vez a la semana, para evitar que el agua se convierta en hogar de microorganismos, y a la vez nos proporcione ese azul celeste que tanto nos gusta.